Por Dr. Israel Romero Puerto
Juris doctor (jurista internacional)
PhD – israel09r@yahoo.com
La extorsión viniendo de cualquier medio y en cualquier forma es ilegal ante la ley del hombre, y es condenada por Jehová. Pero cuando la extorsión proviene de tus mismos compañeros de trabajo, o de negocios, es algo insólito que tenemos que analizar detenida y concienzudamente.
La ley penal hondureña define la figura delictiva de extorsión, que comprende el obtener algo por la fuerza, violencia, amenaza o engaño.
Popularmente se cree que solamente se extorsiona por dinero. Más, el concepto jurídico abarca también obtener cualquier otro objeto, bien o cosa, y también obtener cualquier servicio, ya sea público o privado usando la fuerza, la violencia, la amenaza o el engaño en cualquiera de sus formas.
El Capítulo II del Código Penal vigente regula esta figura delictiva en su Artículo 222, que contempla el delito de extorsión y chantaje, señalando una pena de reclusión de tres a nueve años para los infractores. En el inciso 1 preceptúa que “quien mediante violencia o amenazas, obligare a alguien a hacer o dejar de hacer alguna cosa, a fin de obtener para sí o para otros un provecho injusto” comete el delito de extorsión y se hará acreedor(a) a la penalidad arriba citada de acuerdo con la gravedad del hecho.
En el inciso 2 regula lo relacionado con documentos públicos y privados señalando la misma penalidad para quien lo infrinja. El precepto reza así: “Quien para defraudar a otro lo obligare con violencia o intimidación a suscribir, otorgar, entregar o destruir una escritura pública o cualquier otro documento público o privado”.
Para los que amenazan con difamar o divulgar secretos para perjudicar a terceros, la penalidad es la misma, y se regula como chantaje, que es un tipo de extorsión. El Inciso 3 dice textualmente: “Quien con amenazas de imputaciones contra el honor o el prestigio, o de violación o divulgación de secretos con perjuicio en uno u otro caso para el ofendido, su familia o la entidad en cuya gestión intervenga o tenga este interés, exigiere la entrega de una cantidad de dinero, recompensa o efectos”.
El hombre ha regulado todas las figuras delictivas, ya sean crímenes, delitos o faltas. Estas regulaciones tienen su base y origen en la ley de Dios. Recordemos que para Jehová -nuestro único Dios viviente- nada es imposible. Él detuvo el sol por 23 horas y 20 minutos (ver Josué 10). También regresó el reloj 10 grados, que son 40 minutos (2 Reyes 20:11).
Los delincuentes usan la fuerza para cometer sus fechorías. Les aconsejamos que mejor usen la fuerza en forma positiva. “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” (Marcos 12:30) Son diversas las motivaciones del ser humano para cometer crímenes, delitos o faltas. En algunos casos lo hacen por venganza, y así se produce una cadena interminable, que solo produce maldición en tu descendencia por 10 generaciones, es decir aproximadamente 400 años. La venganza es solo de Dios, y también es romper la cadena de violencia. “Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:30-31).
Nos referimos a la extorsión en general para citar un caso particular mencionado ayer por la ministra de Salud, doctora Yolani Batres, quien denunció que dentro de ese Ministerio existen personas que se dedican a extorsionar a sus mismos compañeros. De acuerdo con las palabras de la ministra Batres, algunos empleados piden a los jubilados cierta cantidad de dinero para agilizar sus trámites de cesantía o de jubilación. Es decir exigen que les paguen por hacer su trabajo, el cual es remunerado con un cheque mensual por el Estado de Honduras.
Queremos decirles que eso no es nuevo. Hace unos meses platicaba con una amiga que labora en una entidad estatal: yo le decía que la extorsión ha ido perdiendo terreno en Honduras. Ella me replicó inmediatamente: no, no es cierto. Aquí mismo hay gente a la que tenemos que darle parte de nuestro cheque mensualmente. De lo contrario, algo nos podría pasar a nosotros, o a alguien de nuestra familia.
Aparte de esos casos, también es sabido públicamente que entre los transportistas se extorsionan entre sí. Algunos de ellos han sido abatidos por las balas de sus mismos compañeros o socios. En otras empresas privadas hay supervisores o jefes que extorsionan a sus subalternos. También se ha sabido públicamente de estudiantes que han extorsionado a compañeros de estudio y a sus propios profesores.
En Lucas 3:14 Jehová dice: “También le preguntaron (a Jesucristo) unos soldados (policías) diciendo: Y nosotros, ¿Qué haremos? Y Jesucristo les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario”. El que tenga oídos para escuchar, entienda.
fuente: http://www.latribuna.hn/2016/05/23/extorsion-los-mismos-companeros-trabajo/